Las palabras importan. Sabemos que esto es cierto porque nosotros, como raza humana, no solo usamos el lenguaje para comunicarnos a diario, sino que sabemos cuánto duele cuando se pronuncian palabras descuidadas o desagradables. De hecho, en un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, se demostró entre los niños de secundaria estudiados que el abuso verbal de otros niños en realidad puede dañar un cerebro en desarrollo. El área específicamente afectada fue la parte del cerebro llamada cuerpo calloso que conecta los lados derecho e izquierdo del cerebro. Cuando esta área está subdesarrollada, puede afectar el bienestar emocional y mental del individuo. Y los cerebros en desarrollo son especialmente susceptibles a este tipo de perturbaciones.
Entonces, si las palabras de otros pueden tener un impacto tan grande, ¿qué pasa con nuestras propias palabras? El diálogo interno negativo puede ser muy dañino. E, incluso más allá del diálogo interno, las palabras que usamos pueden moldear la forma en que vemos el mundo que nos rodea. Aquí hay un ejemplo. Considere estas dos afirmaciones y vea cuál se siente mejor para usted.
Estoy muy ocupado.
Mi vida es increíblemente completa.
¿Qué declaración se siente más como una bendición, en lugar de una dificultad? Claramente, la segunda declaración tiene un giro mucho más positivo. Aqui hay otro más.
Eso salió mal.
Aprendí una lección importante.
Una vez más, la atención se centra en lo que un participante puede ganar o recibir de la experiencia, en lugar de centrarse en el aspecto negativo. El lenguaje que usas da forma a tus experiencias. Puede influir en la forma en que piensas, sientes y experimentas el mundo que te rodea. Incluso en un día difícil, elegir tus palabras con cuidado puede llevarte a un lugar más feliz.
Aquí hay algunos pasos para comenzar.
1. Use un lenguaje sobre las opciones que SÍ tiene y lo que PUEDE hacerse, en lugar de centrarse en el resultado negativo.
(Ej., “Este es un revés terrible” frente a “Tenemos varias opciones excelentes para considerar”.
2. Busque opciones y soluciones y comparta esas ideas con otros
(Ej. “Nos quedamos sin una forma de avanzar” frente a “Hay varias formas en que podemos avanzar. Aquí hay algunas ideas”.
3. Use palabras de elogio en lugar de vergüenza
(Ej. “Me sentiré terrible si me como ese trozo de pastel” frente a “Me siento tan bien cuando elijo una alimentación saludable”).
Cuando podemos cambiar la forma en que vemos el mundo y ajustar el diálogo interno que usamos a diario, el mundo puede comenzar a sentirse como un espacio más positivo y acogedor. A veces todo se reduce a las palabras que usamos.