Cambio. Es algo con lo que siempre podemos contar. ¡Y la Madre Naturaleza no es una excepción a esta regla! Si vives en un clima con cuatro estaciones, sabes exactamente lo que eso significa. Incluso los climas más templados tienen cambios y cambios estacionales. Y, en su mayor parte, el cambio en los patrones climáticos puede sentirse renovador, refrescante y emocionante.
Imagine el aire fresco y fresco y las hojas cambiantes del otoño, los días más cortos y fríos del invierno helado, los árboles en flor y el crecimiento fresco de la primavera, los días largos y cálidos del verano. Cada una de esas estaciones tiene cualidades únicas y favorables que se pueden apreciar. Pero lo que a menudo no consideramos es cómo estos cambios estacionales pueden afectar nuestros cuerpos y estados de ánimo.
Su cuerpo es una máquina increíble y en realidad tiene mecanismos para ayudar a aliviar el impacto de los cambios de estación. Es importante ser amable contigo mismo, escuchar a tu cuerpo y recordar que los cambios que estás experimentando son la forma en que tu cuerpo te protege y te cuida.
Un cambio obvio es el cambio en la cantidad de luz del día. Durante el otoño y el invierno, los días se acortan y es probable que pasemos más tiempo en el interior, mientras que la primavera y el verano permiten un mayor acceso a las horas de luz. Esta reducción de la luz natural puede tener un impacto significativo no solo en nuestra capacidad para producir vitamina D, sino también en nuestro estado de ánimo. Conocido clínicamente como trastorno afectivo estacional (SAD), esta condición puede causar episodios depresivos mayores, así como letargo y cansancio. Estos dos factores pueden afectar significativamente la capacidad de una persona para mantener una rutina normal y un bienestar general.
Como resultado, las personas pueden sentirse lentas y menos propensas a mantener los mismos hábitos de estilo de vida activos que tenían durante la primavera y el verano. Cuando piensas en los animales del bosque, la mayoría hiberna durante el invierno. De manera similar, nuestros cuerpos toman señales de la naturaleza para comenzar a hacer cambios que nos ayuden a mantenernos cálidos y cómodos durante esta temporada. Nuestros cuerpos no solo aumentan la producción de melatonina (la hormona que induce el sueño), sino que también aumentan la resistencia a la insulina, lo que desencadena la producción de grasa en nuestros hígados para almacenar la grasa en nuestros tejidos y así prepararnos para el invierno. Esto puede conducir al aumento de peso si no se maneja adecuadamente.
Además, nuestros cuerpos se verán afectados por la sequedad del aire debido a los cambios en los niveles de temperatura y humedad. Estos factores cambiantes obligarán a nuestro cuerpo a trabajar más para mantener la hidratación. Nuestra piel prospera en condiciones constantes, por lo que cada cambio de estación es un shock para nuestro sistema que puede provocar sequedad o incluso acné.
Es importante mantener un estilo de vida activo tanto como sea posible, así como esforzarse por pasar tiempo al aire libre y obtener la mayor cantidad de luz natural posible. También puede usar cajas de luz en su hogar si siente que no recibe suficiente luz natural. Además, ten mucho cuidado de nutrir e hidratar tu piel durante las estaciones más secas.
Las estaciones cambian y nuestros cuerpos cambian con ellas. Si escucha y se convierte en un estudiante de su lenguaje corporal, es posible que descubra un mensaje estacional diferente sobre cómo cuidarse mejor en cada época del año. Es esencial cuidar y apoyar su cuerpo en cualquier estación.